Por Joaquín Losada. Presidente de ASENDA

Retomamos el artículo publicado en la revista El Arenal. Fiestas de Verano 2000 por la Asociación de Fiestas de El Arenal, de titulo, Los Chozos de los Tesillos. Pag. 23, de autor, quién les escribe, que nos va a servir de apoyo previa actualización de textos y la aportación de nuevos datos, para realizar una segunda parte de la historia. Pero en esta ocasión el protagonista es Pedro Cano Pulido *; primo y compañero de pastoreo de tío Miguel, quien nos va a corroborar con su narración, -pasados once años desde la anterior entrevista-, como trascurría la jornada de trabajo
Su enclave
Situado en la zona norte de El Arenal entre los 1300 a 1500 m. de cota y lindando al norte con la Dehesa Boyal; al sur, con el limite de la mencionada Dehesa; al Este, con el Arroyo de las Quebradas y, al Oeste, el Arroyo de El Álamo. Siendo una zona donde predominan las especie arbóreas, Pinus sylvestris, Pinus pinaster, Pinus nigra, Quercus pyrenaica y Juniperus oxycedrus (los Nebrales). No muy distante de este enclave pasa la senda PR AV-20 denominada Ecológica Mancomunidad de Los Galayos.
COMIENZA LA JORNADA
Narración efectuada por tío Miguel Canelo (1). Texto en cursiva.
No había un horario fijo. Un día a una hora, el otro a otra. Lo primero que hacíamos era el ordeno a las cabras, uno por la mañana y otro por la tarde. Con la leche obtenida, una parte se destinaba para hacer los quesos, la otra, para llevarla a vender a El Arenal o a Arenas de San Pedro.
Me hace la observación Pedro de que por la tarde, finalizado el ordeño se introducía la leche en las cantaras y estas se llevaban al río con el fin de que estuviera toda la noche la leche fresca hasta el amanecer que era transportada al pueblo con una caballería.” Finalizada esta labor, a las cabras se las echaba a andar, mientras nosotros desayunábamos”. Pedro Cano asiente con la cabeza manifestando lo cierto de lo leído. Era así, todos los días.
Subíamos para las zonas altas de la sierra (Los Nebrales, Collado de las Aguilillas o Cimeras bajas, La Fuente del Bollo, etc.). En los Tesillos siempre estuvo habitado por mi familia los Canelos (2). Un poco más abajo se hallaba el chozo de tío Simeón el carnicero, padre de Chata. Su hermano Domingo era quien llevaba las cabras. Por último, más abajo y cercano al camino que viene de la Fuente de Piquillo está el Corral de Ramonías. Este no tenía familia o ninguna persona que lo habitara,…
“El que venía primero era el que ponía el puesto o el rancho”. Trascripción exacta de sus palabras (3).
Normalmente se empezaba el pastoreo por San Pedro (29 de junio), me cuenta tío Miguel y, permanecíamos algunas veces hasta comienzos de diciembre, siempre que el tiempo lo permitiera. Cuando se hacía imposible la estancia por aquellos lugares bajamos a Majomingo, donde tenía mi familia la majada (4). Aún recuerda tío Miguel y, es pura anécdota, de cómo un día 2 de diciembre cogió un tejón que pesaba alrededor de siete kilos de carne y le llevó la piel a Don Juan, el médico del pueblo por aquellos tiempos, que se la pidió para hacer brochas de afeitar.
Pedro después de la locución asiente con la cabeza, una vez más, en señal de afirmación. Aún perdura en su memoria el momento vivido.
Entre Miguel y su hermano Benedicto juntaban un rebaño de 80 a 100 cabras. Hubo tiempos en que las cabaña total en El Arenal se acercó a las 1200 o 1300 cabras, según me confirma tío Miguel, dándome a entender con su mirada y su silencio, que buenos tiempos eran aquellos comparándolos con los de hoy. Estas se alimentaban de todo lo que la sierra les otorgaba, pero un alimento excepcional para estas eran los frutos de los enebros y las ramas tiernas de las sabinas (conocida también como enebro rastrero). Era de gran utilidad, tanto de alimento para las cabras como de leña para el fuego. De su madera, que más bien servía de enreda (5), se hacían cucharas y otros utensilios.
Cuenta Pedro que, tío Miguel llevaba siempre metido en su morral una cuchara de madera con el mango tallado (6). La comida era casi todas las veces patatas. Y de vez en cuando algún chino frito. Cuando la abuela se acercaba comíamos alguna otra cosa diferente.
No olvida ese día que los lobos viniendo de la parte baja del arroyo de las Quebradas le mataron cuatro cabras. Me dice, que de vez en cuando hacían la incursión por aquella zona, pero que de no ser por los grandes perros que llevaban, que les hacían frente, estas matanzas hubieran sido mayores. Coincide, conmigo, tío Miguel en la dureza de aquellos tiempos, pero también se afirma en su hermosura.
Pedro también recuerda aquel encuentro con los lobos. Perdimos cuatro cabras y una oveja. Un cordero se salvó por estar en la casilla encerrado. Tenían un perro amarillo de gran porte, posiblemente mastín por su anatomía, que en más de una ocasión les ayudó a alejarlos.
La sierra estaba dividida en zonas de pastoreo estivales, frecuentadas habitualmente cada año por las mismas familias. Así, la familia de los Canelos, la zona de Majomingo. De los hebras (tío Hilario hebra), el Andrinal. De los Luises (tío Luis el estudiante), el Pinarejo y corral de tío Agapo. De los Calambres (tío Mariano), en los pinarejos, en el horno y la casa. Los Perdigones (tío Matías.) estuvieron pastoreando escasos dos o tres años.
Para los Santos parían los chivos. Algunos eran vendidos y el resto durante el mes de mayo se les subía a la sierra.
La distribución de las distintas estancias era de la siguiente forma:
En la parte alta se encontraba el cueva, donde se guardaban las cabras. Excepcionalmente por causas del frío reinante las personas compartían este con los animales. A continuación y aprovechando unas de las paredes de piedra, estaba contigua, el habitáculo, la casa. De forma rectangular y alargada con un tejado que se hacía con taramas.
Pedro me cuenta como hacía su cama. Clavaba cuatro estacas en forma rectangular y entre ellas lo rellenaba con ramas de piornos. Encima extendíamos dos mantas. Una abajo cubriendo los piornos y la otra arriba para abrigarse.
Justo a escasos dos o tres metros más abajo se encontraba el chozo (7) que hacía de quesera, lugar de forma circular con una viga central que sujetaba el tejado realizado con taramas y con una pequeña ventana mirando al valle (al sur). La puerta estaba orientada hacia el oeste. En su interior casi en línea con lo que se podía denominar el habitáculo y aprovechando una cavidad existente en la roca se encontraba la guarrera.
Al respecto, manifiesta Pedro, que en la quesera entre de dos piedras se extendía una tabla alargada, a modo de estantería y encima se depositaban los quesos. La cavidad contigua hacía de guarrera. Solía haber dos guarros.
(1) Miguel Canelo comienza el pastoreo a los seis años. En el momento de narrarme esta historia tenía 82 años y fue un placer escucharle y compartir velada. Fallece el 18 de agosto del 2005.
(2) Apodos dados a cada familia.
(3) “PONER EL PUESTO o EL RANCHO”. Expresión utilizada por tío Miguel refiriéndose a cuando se hacía una choza de taramas y se adecuaba el recinto.
(4) La trasterminancia se diferenciaba de la trashumancia, por su menor escala de distancia, de tiempo y de tamaño de los rebaños. EL PASTOREO DE CABRAS Y EL RASO DE CANDELEDA. P. Iturrioz. Concepción Cardoso y Pedro Castellanos. Revista Narria. Nº 75-76. Pag. 8.
(5) ENREDA. Coloquialmente en El Arenal se denomina a pasar el tiempo. Estar entretenido.
(6) ARTESANÍA EN EL VALLE DEL TIÉTAR. Daniel Pérez Ayuso.
Con maderas de enebro, jaranda, nogal, castaño, piorno, fresno, encina, olivo o madroño, hacían cucharas de tres tipos: de mango corto, mango largo y cucharones para servir y remover. Almiceros, morteros ricamente decorados, con alguna alusión a los propietarios o destinatarios….Cuchareras donde guardar los cubiertos, tarras para guardar las especias, sobre todo la sal, el pimentón, los ajos o el orégano. Tajones para partir las tajadas de carne y embutidos, platos, jarras, cuencos, vasos, tazones, fuentes, artesas y artesones, cayados, bastones, escaños, sillas, etc.
(7) CHOZO: Construcción que consta de muros de piedras y techado de piornos. De planta circular de 2 y 4 metros de diámetro, con muros de mampostería en piedra seca de entre 35 y 50 cm, de ancho y una altura de hasta 1,2 m, un solo vano que trataban de orientar hacia el sur constituía la puerta de entrada. Para la techumbre se utilizaban ranchones o cachones (así se llaman a las ramas fuertes utilizadas para estructuras) de roble, pino u otras maderas resistentes que se encontraban en la zona. De forma cónica apoyadas sobre los muros de piedra. BOLETIN Nº 8 VERANO 2011 GREDOS.
CHOZOS DE PASTORES: Construidos de retamas y piedra donde los cabreros fabricaban el queso y dormían en las noches del verano. En el cielo, estrellas; en la tierra, quietud y silencio interrumpidos solamente por la música de algún cascabel. El Arenal CENICIENTA DE GREDOS. Basilio Chinarro Serrano. Edición año 1998.
* PEDRO CANO PULIDO. Nace en Burdeos el 31 de octubre de 1932.Tan laborioso es el pastoreo que apenas tuvo tiempo de ir a la escuela. Comienza a los seis años donde le montan en una caballería y lo mandan a los Tesillos. Con siete, acompañado de Miguel Mono se hacen chiveros quedando al cuidado ambos de 70 o 80 cabras. Con diecinueve años realiza el servicio militar en España durante tres meses. Queda excedente de cupo volviendo a Francia a los 20 años, dando por finalizado su labor como cabrero. Le sustituye en las tareas, Aureliano Cano, hermano de tío Miguel. Agradecemos la generosa colaboración prestada y manifestar que me quedo con una fuerte impresión de haber compartido una gran velada, como en su día le manifesté a tío Miguel. Pero añadiré más, con un hombre de gran corazón, un hombre bueno.

** La rehabilitación integral del los Tesillos la realiza el Taller de Empleo Los Galayos II. Comienzan los trabajos el 16 de mayo del 2004.
*** La asociación ASENDA realizó en el Cuevo de los Tesillos en el año 2005, en el trascurso de la tradicional marcha por la Senda Ecológica PR AV-20, un acto-homenaje a tío Miguel Canelo y los que ejercieron el pastoreo. Estuvieron sus familiares y se dio lectura a esta narración. Fue un día inolvidable.